Cosas y casos sin-enmiendas

5.3.12

Un corazón sin rienda...


Y como jamás, el  corazón me latía esa tarde, el sabía que te vería de nuevo, pero al fin de cuentas ¿para qué?. Si las piernas no lo ayudarían a terminar el breve camino entre tu pulso y el mío.
Incomprensible falta de voluntad y coordinación reinando en un solo cuerpo. Las manos frías y sudorosas, al igual que la frente. Pero las hormonas bullendo como a mil grados de fiebre, las pupilas evidentemente dilatadas de tentación pero los ojos ciegos de cobardía no sabían si mirar fijamente a los tuyos sin la evidencia de aquel criminal que se confiesa para pedir reducción de la condena.
El escote disimulando al desbocado potro que nació sin riendas y quiere que sean tus manos las que embriden sus días. De ser posible con sus noches incluidas.
No tengo silla, ni riendas, jamás he galopado a velocidad controlada, pero hoy cunden las ganas de que eso sea diferente. Quiero bautizar el camino con las riendas cortas, un propósito, un objetivo, y de ser compartido mejor. Deseo reposar en potrero seguro, reír con triunfos compartidos, con la misma dirección, el paso, el trote, o el galope la velocidad, la decisión de saltar será compartida, pero las riendas están en tus manos.

No hay comentarios:

Publicar un comentario

-¿Qué te pareció?