Y no hubo tiempo de recorrer toda su piel
Solo el breve espacio donde acaba la espalda y empieza la
gloria
Ese fue sitio de mi recreo por segundos.
Seis segundos faltan para cambiar el
ritmo del corazón
Y seis segundos faltan para morir por dentro
Cuando escuchas dos palabras que deben
eliminarse del diccionario
Nunca y jamás… Esas funestas aunque
salgan de los labios hermosos de una princesa
Dijo el príncipe después de amanecer con Cenicienta.
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