Trozos de textos sin Pies ni Cabeza, pero con Alma Corazón y Vida...
Tengo tanta pena de mí por no encontrarte, Que
me he dispuesto a detener la búsqueda.
Si supieras mujer, que el esperarte me anima,
que tu mirada me guarda y tu aliento me revive, mientras me distraigo de la
agonía de morir. ¿Si lo supieras? ¿Me
dejarías ir más allá de tus besos?
Quiero
verter en estas líneas una crónica anacrónica de mi andar por el mundo para con
ello distraerme del dolor y concentrarme en la vida que tengo por delante.
Me
reservo el placer de mirar y coleccionar cada imagen que me estimule los
sentidos con el celo propio de un cancerbero. Si miro en algún cuerpo figuras hermosas
que merezcan ser elogiadas no tengo porque privarle de que lo sepa. Le diré que
es bella, porque el tiempo borrará esa belleza pero no el placer de haberlo
escuchado, ese, lo llevará consigo. Y no por ello seré una cualquiera que va de
flor en flor regando amor. El decir la verdad puede ser un pecado de
dimensiones incalculables, el maquillar las frases con buen gusto y vocabulario
sofisticado puede convertirlo en cursi, o inapropiado porque la época requiere
simplicidad y proactividad. Pero no deja de ser precioso que te mimen con una
frase decorada de buenos días, te den las gracias por vivir con una amplia
sonrisas y te animen con pensamientos positivos porque pueden interpretar que
estás buscando algo más que simplemente decir la verdad disfrazada de belleza?
¿Será que en el fondo necesitamos (me incluyo) tanto ser amados que cualquier
gesto sublime invita a amar sin que sea ese el propósito final del mensaje?
El amor
es un fertilizante poderoso que solo ha de colocarse en un cultivo adecuado, pero
el todopoderoso tiempo no juega a nuestro favor y nos obliga a adelantar el
proceso de fertilización sin estar completamente seguros que aquel ser en quien
invertimos cuidados y atenciones sepa valorar el amor que en adelante le
obsequiaremos. Más no por ello, se es pecador al decirles a todos merecedores
de la verdad un piropo o una muestra de admiración. Por ello mis mensajes no
necesariamente son una declaración de amor, pueden ser un gesto soberano de
libertad de expresión, pensamiento y opinión. No voy regando amor por el mundo
y fertilizando en cada paso a una flor.
No tengo palabras, me gusta la sensibilidad con la que articulas tus pensamientos y la riqueza al escoger las palabras.
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