Queridos
Reyes:
Hola, ¿Que
tal va la vida? ¿Y la cosa de constelaciones y camellos? Yo por aquí he de
decirles que este año no quiero que me traigan nada, todo lo contrario quisiera
que se llevaran algunas cosas…
Quiero
que se lleven recuerdos, que muy amargamente me tienen gris los días, y me
dejen volver a sonreír con la esperanza de que quien vea mi sonrisa desde fuera
pueda realmente apreciar lo que hay dentro, que solo quiere ser feliz, y es a través
de esa ventana la única manera de salir fuera.
Cuando
pasen cerca, llévense toda esa soledad que no conoce de compañías físicas, esa
que se siente en el corazón cuando no hay nadie para compartir la razón para
respirar, así de paso, llévense los trozos de celos, rabia y todos los
silencios guardados entre locuras y comas que voy contando en papel, así me
costará menos respirar mientras espero tranquila la llegada de unos besos como
agua de mayo.
No
quisiera que se fueran al visitarme muy cargados, por eso les he puesto ruedas
a las cajas de melancolía, tristeza y problemas, así podrán atarlos en los
camellos y rodando se las podrán llevar sin mucho problema. Pero por si fuera
poco, les he dejado de beber y de comer lo que tengo en la nevera y en el bar,
no se preocupen por el olor a alcohol. ¡La comida está en perfecto estado!, es
el agua que le puse a los camellos para que borrachos lleven mejor toda la
historia.
Y si
les queda espacio, llévenme con ustedes a donde está esa oportunidad de amar
que les pedí el año pasado, y que aun no he vivido. Sin nada más que darles,
para el año que viene espero tener solo buenas noticias para vosotros en mi
carta.
Gracias
por hacer esta mudanza, la primera del año que al parecer promete varias.
Saludos con amor, a todos (incluidos camellos)
Saludos con amor, a todos (incluidos camellos)
Elisa.
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