Este año mis palabras se adelantan a los días, quizás por la necesidad que me embarga por estar al lado de quienes amo. Es la distancia la que se siente como una silente puñalada en el corazón, la que debela la ausencia, el frio y la sed de cualquier gesto de cariño de quienes están en los recuerdos lo que me hace escribir esto antes de lo habitual. Estas líneas son mi balance del 2010, un año diferente, tan diferente, que en lo variopinto de sus días me ha enseñado a creer, a callar, a hacer y muy gentilmente a sentir y agradecer. Pero sobre todo a amar.
A creer que existe un Dios (sin nombre ni apellidos) que vela por la maravillosa bendición de la VIDA, esa que en escasas ocasiones agradecemos, pero que es el mejor regalo que nos han podido dar. Piensa que es la mágica acción de respirar la que nos hace dignos de sentirnos bendecidos. No sabemos cuándo nos va a faltar. Por eso disfrutémosla al límite de lo permitido y con los placeres de lo prohibido.
En sus días, este año también me invitó a creer mucho más fielmente en la amistad, la solida e indeleble, la que se mantiene en el tiempo y la que nace en el camino. Otro preciado tesoro, los amig@s. Esos que te quieren y aprendieron a hacerlo tal y como eres, sin cambiarte y con tus cambios, los propios de la edad y de los vientos. Los que te valoran con el empaque y el contenido justo sin importar cuando estas más o menos lleno de penas o alegrías, de silencios o de risas. Para mí, este año, pieza clave y fundamental de mis bases, y que en números han variado, no tanto en cantidad como en calidad. Como lo dije hace pocos días, son la familia: Una Familia que se construye con los amigos tiene lazos indelebles, espontáneos y más sinceros que la sangre misma. Gracias a Dios por ellos y a ustedes por ser y seguir siendo.
En el silencio de éste año, ese que catalogo en el inventario como (in)justo y necesario. Ha sido de quien he aprendido a escuchar mis pensamientos, a callar al miedo aunque sigue ahí, a ahogar deseos de justicia y de veracidad que algún día germinarán. Ese silencio compañero de mis penas aunque muchas veces triste, es la banda sonora de momentos que pasarán, y de otros que espero que no vuelvan más.
De hacer, este año me ha regalado muchas cosas novedosas, me ha devuelto otras que extrañaba y me ha confirmado el poder que tenemos en las manos, y en los pies. Hacer y andar un prodigio de la existencia, que me ha llevado a construir caminos de paja, de espuma, de cenizas y de fuego. He vuelto a encontrarme con mis musas y a escribir con ellas, y aunque humildes y modestas, me gritan que busque el éxito y a ello me dispongo en los próximos 365 días. (En números correctoras, porque de ellos también se construyen ideas). Quiero seguir aprendiendo a hacer, e innovar todas las formas viables de hacer, para reconocer los límites y traspasarlos de ser posible.
Y como dije al principio he aprendido muy gentilmente a sentir y agradecer, sentir lo importante del viento en el rostro, la lluvia sobre la piel, lo maravilloso de sonido (ruido o música, ¡da igual!). De las caricias a distancia o in situ. A sentir que en un gesto, una mirada, o una sonrisa somos tan capaces de poner en evidencia el sentimiento hacerlo público sin que deje de ser privado, pero que no merece ser callado porque es nuestro mejor legado. Hacer sentir lo que tienes y darlo es la mayor recompensa y la más humana de las labores. El sentir que más que la palabra nos acerca al verbo amar, en cualquiera de sus conjugaciones.
En conclusión, gracias vida por tenerte, por permitirme aprender y seguir andando, por darme la maravilla de sentir y la panacea de amar. Gracias por permitirme disfrutar de todos los detalles que tienen la luz y los sonidos. Gracias por la piel que me conecta con el mundo. A la existencia de la raza humana encarnada en hombres y mujeres dignos de ser amados. Gracias a los amores, a los amigos, a la risa y al llanto, por estar aquí y por ser el atrezzo de mis días.
Y en cuanto a propósitos para el 2011…
Seguir Amando, sintiendo, creando, creciendo, aprendiendo y agradeciendo… y practicando mas la paciencia y la tolerancia.
Gracias por estar en mi vida… Y te invito a seguir estando para los próximos 365 días …
Ha! Y también he aprendido a extrañar… las gaitas, el ron (barato) la algarabía y los gritos de los coterráneos, el sol cálido de mi tierra y los besos de mi madre. Si pueden hacérmelos llegar por correspondencia, no duden que los espero con ansias… Y si quieren apuntar alguna otra cosita, me encanta leerles, que me cuenten de ustedes para no sentirles tan lejos.
Con mi corazón.
Una lluvia de besos y una diluvio de cariño!
Feliz Navidad y un 2011 Especialmente LIBRE, FELIZ y Exitoso!
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