Pudiendo dibujar con mis manos
recorrería la comisura de tus labios
determinando cada célula a su paso,
pidiéndoles que me dejen besarlos
sin poner precio a tiempos y espacios posible.
Pasear por ellos
y de vez en cuando
concebir el tesoro de tu sonrisa y tu aliento
como marco de aquella embriagante proeza de besar.
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