Cosas y casos sin-enmiendas

7.11.11

Antes de tí...


Nervios, un encuentro, no es una cita, es como llegar al mismísimo triangulo de las Bermudas, la puerta al misterio.
Espero que de algo sirviera todo este tiempo de silenciosa angustia. Solo quiero la oportunidad zanjar la agonía, de preguntar ¿por qué? y tener alguna respuesta.
Visto mi piel de frialdad, maquillo mis agónicos ojos de brillante sonrisa, los pantalones holgados esconden mis rodillas temblorosas, el clima me ayuda a preservar mis manos en los bolsillos acusando un frio que en realidad es un temblor desmedido. Mi piel no denota la palidez de quien muere lentamente en cianosis porque los colores de la cobardía los contrastan.
No sé cómo actuaré, no sé cómo será el -¡Hola!.- seguido de el político beso de mejillas.
Espero salir de allí con vida y con mi corazón de vuelta, no puede un pecho vivir sin corazón tanto tiempo, y aunque ajado y maltrecho, es mío, y merece estar aquí en mi cuerpo para volver a amar o seguirte amando.

9.10.11

Condena




Me duele tanto no poder llorarte como se llora a un muerto.
Pero es que sigues aquí
Intacta
Apaciblemente colgada de mis pensamiento
Palabras
Obras
Ilusiones

Sólo quiero que me dejes el aliento necesario para seguir viviendo
Que me des la libertad que se le da al condenado a muerte
Que me despojes el alma de las yagas
Que quedaron grabadas cuando te robaste mis sentidos

Déjame dormir y no volver a soñar contigo
Déjame intentar amar a otra mujer
Sin en su piel encontrarme contigo


Solo quiero la libertad de esta condena a muerte.

3.10.11

Puedes ignorar e ignorarte de esa manera ( Conversación sobre la conversación con mi interlocutor)

En mi inventario visual de cómo me miras y como te veo, tengo un increíble archivo de todas las cosas que te digo y no escuchas, de las mil situaciones donde necesito tu atención y me ignoras, de los momentos que te propongo vivir y estas ahí como inerte, casi un cadáver intelectual.

Así son nuestras conversaciones, estás como si no estuvieras,
es eso cuanto siento si estas frente a mí y como un libro dispongo mis páginas abiertas ante ti
y eres incapaz de hacer una sutil lectura sobre lo que te cuento,
sencillamente actúas como si me escucharas siguiéndome con frases autómatas sobre las que ya he dicho.

Esta especulación me vino ayer cuando me conversabas y estaba con todos los sentidos atenta a todo cuanto me decías, pero cuando era yo la oradora intervenías y hacías chistes sobre lo que te contaba o sencillamente te perdías en tu mirada sobre algo o alguien a nuestro alrededor.

¿Alguna vez te ha pasado a ti?
Es una inquietud que me atormenta casi a diario el saber si ¿estoy para mi interlocutor siempre que está para mí? Es muy frecuente conseguir que no veas a los ojos de quien te habla o quien te escucha, que respondas inconscientemente con preguntas que quizás no son dudas para ti, que son producto de tus propios pensamientos; ¿Se merece ese que me habla mi actitud mediocre de interlocutor?

El escucharte es escucharme, por lo menos es lo que siento y ya es mucho más que decir pienso. Me interesa lo que me dices, lo que piensas, lo que sientes, porque al escucharte me respeto pues si estás ahí para mi, para escucharme. Es un mundo bilateral en el que respiramos.

6.8.11

Aire

Vacío
Silencio
Distancia
Tanto tu cuando estas
Tanto yo si no estoy contigo

Regálame más de ti este verano
Para que el frío del invierno
Se derrita entre nuestros cuerpos

Así
Vacío
Silencio
Y distancia
Serán
El pleno latir de nuestros corazones
Que floreceran la próxima primavera

Juntos

Un breve espacio tu
Un breve espacio yo
Vacíos de humo y cenizas
De sol y viento
De ti y de mi
Llenos de todo lo que no tengo
Al no tenerte
Vacíos de tan poco tu
Cuando no estas.
Llenos de nosotros cuando estamos juntos.
Invitamos a tu estar a mi vacío?
Así mi vacío lleno de ti jamás volverá a estar solo

1.8.11

En el Archivo de un Quizás

Parece imposible arrancarte del recuerdo
Pueden ser miles las lunas donde no te veo
Y la misma cantidad de lunas las que te deseo

Dicen que los besos se evaporen en la piel
Digo que los tuyos se me tatuaron en los huesos
Digo que los míos lo clave a fuego lento

Siento que el tiempo pase tan lento
Siento que no estes aquí adentro
Siento que me deshielo cuando estas en mis recuerdos

Quiero comprar un hilo blanco para tejerte un pañuelo
Quiero que con el limpies tu sien
Quiero que con el recorras tu pecho
Quiero que con él me digas siempre adiós

Y al regresar…

Al archivo del quizás

Amarte locamente
Amarte sin medidas ni testigos
Amarte como antes, como ahora y ojalá como siempre.

En la ermita…

Giro en la calle a la derecha,

me pierdo entre la gente

vienen, van,

me detengo al borde de la acera

como quien se detiene frente a un gran precipicio,

quiero dar un paso al frente

pero es inútil,

ni un solo coches pasa que puedan ayudarme a concluir el encierro en mi.

Me giro,

sigo adelante,

la calle se hace estrecha y la pendiente mas empinada,

los transeúntes escasos.





A medida que se aleja el camino del pueblo

Vamos quedando solo mi cuerpo y mis pensamientos

Al final de la calle un perro,

tras el perro la puerta de la ermita.





Entro,

Por educación me persigno ante el altar, a modo de saludo

Está Jesús crucificado y María sufriendo su perdida

El Santísimo Sacramento del Altar expuesto,

solo frente a mi

Nadie más que yo



Mi miseria y yo nos sentamos en primera fila

Para que no se confunda de observador el Señor

Nos hincamos de rodillas

A mantener una conversación,

que más que una oración

es una súplica.





No sé como pedirle a Dios

Consuelo por no tenerte

O perdón por haberte tenido.


Así, mi miseria y yo seguimos de rodillas


Ante un lujoso altar de oro y piedra

Ante los ojos inertes de la Virgen desconsolada
Y Jesús inmóvil


Terminada la suplica,

creo que me ha concedido Dios el milagro


Casi no me siento

Escasamente escucho mi corazón latir

El silencio de la ermita es más que el mío

Mi soledad es más que su silencio

Mi deseo de ti es más grande que el oro de su altar

No puedo construirte un templo para adorarte

Humildemente te adoro en este corazón mío



Así me encuentro

Siento que Dios se apiada de mí

dejo de sufrir

Ya no tengo tanto dolor,

Ya no te siento,


Me levanto y camino hacia la escalera que da al campanario

Comienzo a subir

Mi corazón no hace ruido

Mi respiración es un susurro

Mis pies casi levitan sobre los escalones

Me asomo por la ventana que da al patio,

el perro ladra desesperado

Nadie viene en su ayuda

Entra y sale de la ermita como anunciando algo

Doce veces lo hace

Las mimas que dan cuenta las campanas de la ermita





Por eso ha de ser que nadie lo escucha

Porque su noticia no es más importante que el tiempo

Cuando me decido a mirar por la ventana interior de la torre,

aquella que da al altar, finalmente me encuentro

Entiendo la desesperación de aquel perro que ladra sin cesar

Esta anunciando el llanto de mi miseria

Que cual María llora su perdida

Sobre mi cuerpo interfecto que murió de amor por ti

Poco antes de que las campanas de la ermita

Anunciaran las 12 en punto del día de mi partida.