Nervios,
un encuentro, no es una cita, es como llegar al mismísimo triangulo de las Bermudas,
la puerta al misterio.
Espero
que de algo sirviera todo este tiempo de silenciosa angustia. Solo quiero la
oportunidad zanjar la agonía, de preguntar ¿por qué? y tener alguna respuesta.
Visto
mi piel de frialdad, maquillo mis agónicos ojos de brillante sonrisa, los
pantalones holgados esconden mis rodillas temblorosas, el clima me ayuda a
preservar mis manos en los bolsillos acusando un frio que en realidad es un
temblor desmedido. Mi piel no denota la palidez de quien muere lentamente en
cianosis porque los colores de la cobardía los contrastan.
No sé cómo
actuaré, no sé cómo será el -¡Hola!.- seguido de el político beso de mejillas.
Espero salir
de allí con vida y con mi corazón de vuelta, no puede un pecho vivir sin
corazón tanto tiempo, y aunque ajado y maltrecho, es mío, y merece estar aquí en
mi cuerpo para volver a amar o seguirte amando.
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