De
tus piernas antes de saber tu nombre
de tu
voz cuando me enteré de él
De
tus ojos cuando miran sobre las gafas
de tu
risa cuando deja ver tu curiosidad infantil
De
tus pechos cuando los vi por vez primera.
De tu
realidad mientras paseábamos en nubes de humo
erótico
y narcótico, una mezcla de aliento y deseo
de
esos que no se esconden en los pretextos
De tu
ausencia cuando está
y de
tu presencia cuando se aleja
pero
por sobre todo
de tu
pensamiento
tus
palabras
y tus
obras
como
la oración aquella que se aprende antes de la comunión
y se
reza cuando se está a punto de caer en(ti)la tentación
De
donde solo espero que Dios pueda salvarme.
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