Así ha
de llenarse mi piel de la tuya, diluyendo lento y sigiloso su tono, como si
fuera un humo denso que quiere conquistar el aire, el espacio, la materia.
Así
poco a poco, ir cubriendo cada palmo de tu cuerpo, transformando a su paso el
color, el matiz y la vida. Dejándose diluir con la corriente, y generando
corrientes al diluirse por dejarse.
Dos gotas
bastan para cubrir todo tu cuerpo, inhalar de tu aire y convertirlo en sustento,
que mueva las velas del barco para navegar
piel adentro, de norte a sur, de este a oeste. O tanto mejor, sin brújula, sin
roda ni timón, solo mis manos remando contra el tiempo. Para contemplar en cada
movimiento tuyo como se diluye mi cuerpo, y en cada movimiento mío como ansío mas
ser tinta y diluirme en tus aguas sin
rigor y sin tiempo.
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